sábado, 31 de julio de 2010

Recordando Napster

No haré aquí una historia de Napster ni de su auge y caída, aunque sea absolutamente apasionante. Sólo dedicaré este post a recordar el incidente que llevó a esta red, que a muchos trajo la primera euforia de poder descargar la música de los artistas que admiraban, al fracaso.

Esos artistas como Metallica, que utilizaron su poder, sus fans y su falsa modestia para destruir en lugar de dialogar con una expresión de la cultura. Aquella actitud desencadenó lo inminente, la proliferación histérica de otras redes P2P. No hay duda que el mundo ha cambiado mucho en tan solo una década y que el futuro de las discográficas (al menos de la venta de CD's) tanto como el de los vídeoclubs, tiendas de discos y próximamente macro librerías es bastante incierto, pero la cultura es impredecible, tanto, que sus expresiones simplemente surgen, mostrando que su verificabilidad es directamente proporcional a los métodos arbitrarios que se usan para silenciarla. Mucho de esto se lo debemos a las necesidades culturales que Napster, como tantos otros hicieron realidad.

El movimiento de la cultura es impredecible, pero siempre está en la búsqueda de un sentido. Y este sentido lo encuentra en las prácticas. Para finales del siglo XX, el posicionamiento de internet como democratizador de la información y la música, finalmente vendría a establecer el evento definitivo que obligaría a la cultura rock, que había gozado de una inmensa fama décadas atrás, a modificarse para sobrevivir, aunque esta búsqueda de caminos atañera a "venderse" a la industria musical. En 2000 la red de distribución de archivos de persona a persona (P2P) Napster fue demandada por Lars Ulrich, baterista (y responsable de finanzas) del grupo de rock Metallica.

Fue una de las primeras ocasiones en las que el problema de la piratería a través de Internet llegaba a la esfera pública. Una “estrella” del Rock demandaba a un desconocido por haberle robado millones de dólares a él y a su grupo en flagrante violación a los derechos de autor. Algo que en principio parecería lógico, se convirtió en un evento cultural que pensamos abrió las puertas para el intercambio de la posición del artista, cada vez más desmitificada, por la cualquier fan desconocido.

En efecto, esta demanda no sólo afectaba y descalificaba a creador de la red, sino a todos los fanáticos que habían bajado las canciones del grupo. El desconocido, llamado Shawn Fanning (junto a Sean Parker), de pronto se convirtió en el verdadero defensor del arte y el discurso anti-capitalista (que alguna vez el rock pretendió ser con respecto al pop) en contraste directo con el ambicioso baterista de Metallica. Metallica, además un grupo de metal, seguido por millones de fieles melenudos con ideología de acero. Fanning se vio obligado a desconectar cerca de 300.000 usuarios que habían descargado las canciones del grupo que amaban, siendo ellos mismos parodiados por el propio Ulrich en una promo de MTV, otro espacio antes pretendidamente independiente. Metallica era la víctima, pobre e hipócrita, que ganaba todavía millones de dólares al día.


Así, ese año, en los premios MTV de 2000, Lars Ulrich bombardeó a los televidentes con clips maniqueos y generalizadores donde se representaba la descarga de música como una práctica delictiva pero de manera cursi y tonta. Estos espacios, nada efectivos visualmente, en mi caso, provocaron una mezcla de risa con náuseas. Lars no lograría tantos aplausos en la sala con sus clips como Fanning cuando salió al proscenio. Sería el presentador sorpresa de uno de los renglones y, en ese momento el director enfocó la expresión visiblemente molesta de Ulrich, quien se encontraba en el público, pues Shawn vestía su mejor arma.

Entonces, la práctica de la cultura, como la puedo entender, cobraría total significado y efecto, en el momento de su decodificación: este anónimo Fanning llevaba una camiseta con el logotipo de Metallica y con él se relegitimaba, demostraba ser un verdadero fan. No había mejor representante del héroe rock que aquel desconocido (que luego también se forraría) frente al falso héroe "venido a menos", que representaba Ulrich con los bolsillos llenos de pasta diciendo "que se jodan los fans".


Ya sabemos de quién fue la última palabra.


Hoy, diez años después de haberse convertido en un portal para comprar música, Napster ha sido vendida dos veces por varios millones de dólares primero a Roxio, luego a Best Buy... no tenemos rastro de su creador. Metallica tiene su Guitar Hero :)



God Bless America.

Hasta pronto, Shawn.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Internet vino a destruir discograficas, bandas de rock, a la industria del cine usa y pronto destruirá librerías

Anónimo dijo...

#1, Internet mató a mi padre, violó a mi mujer y se comió a mi perro... ¬¬

Anónimo dijo...

Internet es lo mejor que le ha pasado al mundo en los últimos 10 años. Y Napster es lo mejor que le ha pasado a internet en los últimos 20 años.
Fue el primero, el que abrió las puertas a kazaa, a winmx, al gran edonkey, a torrent, a pando, y a día de hoy, dejando atrás el p2p, a mega, hotfile, rapid...

Un millón de gracias Sr. Fanning.
Lars, hijo, cuando nos veamos en el infierno, yo seré el de la camiseta del "Black Album", ya sabes, el último disco antes de que os voliverais unos mierdas.

PD. Gran post. Gracias.

Anónimo dijo...

Lars Ulrich peleó por algo que ha resultado totalmente cierto guste o no guste, demostró que la libertad de elección para la gente sin cultura alguna (aunque defiendan que debe ser gratis para acceder a ella) no es algo válido a día de hoy. Es como darle una pistola a un ser que ha vivido toda su vida en la selva y no conoce cómo funciona una sociedad.
Lars peleó por algo que era de su propiedad, y aunque estaba, está y estará forrado de millones de dólares y siga siendo una de las mayores estrellas del rock del mundo, si le echó cojones fué precisamente para evitar el derrumbamiento de una industria que mueve decenas de miles de trabajos en todo el mundo y que se han ido a la mierda precisamente por consignas de una hipocresía gigantesca como "que ganen dinero de los conciertos", "que me lo den gratis e iré a sus conciertos", y mil más que paso de reproducir. La realidad cual es? Que después de Artic Monkeys (por eso de ser los primeros), NADIE ha triunfado gracias a internet, y además de eso, la industria está destruida. Es lo que buscábais, y lo habéis conseguido.

Anónimo dijo...

Y lo agusto que se queda uno :D

Anónimo dijo...

Claro, claro amigo, el problema de las discográficas es que se piratea. Ni crisis, ni millonadas en abogados para denunciar a una persona que se ha descargado 6 canciones, ni el no ver que el mundo está cambiando y que intentan mantener un negocio desfasado (siguiendo con las comparaciones es como intentar vender velas para alumbrar la calzada).

No, no, el problema de las discográficas es la piratería. El problema de las discográficas ( y en muchos otros negocios como la alimentación) son los intermediarios y que pretenden cobrar por cada uso de un solo cd en vez de una vez.

Es como si me quisieran cobrar el valor de una manzana cada vez que muerdo esa misma manzana. No quiero que me lo den gratis, pero si compro un cd, quiero poder hacer lo que quiera con él. Copiarlo, prestarlo, reproducirlo o tirarselo al perro cual frisbi si tengo ganas y que nadie venga a decirme lo contrario. Ellos ya cobraron por el cd que he comprado, a partir de ahí es mío y no tienen porqué decirme lo que puedo o no hacer con él.

Anónimo dijo...

¿NADIE ha triunfado gracias a internet? asi de pronto se me ocurren casos como el del Koala, por poner un ejemplo.
Lo que no acabo de entender es por que Metallica tiene una pagina en myspace donde puedes escuchar su musica... ¡gratis!

Anónimo dijo...

La verdad es que yo antes que cultura gratis veo mas necesario la comida gratis . no seria mejor luchar por esto ?

paROJOyo

Smaldera dijo...

¡Gracias por leer! Opino que es bastante obvio decantarse por el discurso ideológico ante eventos culturales como éste. Sin embargo, si hay algo cierto, es que la Internet ha cambiado y sigue cambiando nuestra manera de organizar el mundo, tanto que ha invertido relaciones de poder que existían entre las grandes empresas de información o "la cultura" y unos consumidores pasivos. Querámoslo o no, la actitud de Ulrich ante Napster fue decisiva, no porque haya estado bien o mal (cada quien defiende su pan como mejor le parece), sino porque ocasionó una polarización de opiniones que ni Fanning ni Ulrich podían haber tenido previstas. Creo que las consecuencias de Napster, diez años después, siguen desarrollándose. Pero, quizás así es la cultura pop, una reacción en cadena de posibilidades... es mi opinión.